Por Nelson Marte
Como Asociación Dominicana de Profesores tienen 54 años de edad, pero antes tuvieron un antecedente llamado Fenama, que reunió a 5 sindicatos de maestros.
Pese a que en su diario ejercicio los maestros tienen el conocimiento como insumo fundamental, a lo largo de todo ese tiempo no han sido capaces de crear un método de lucha que no sea paralizar las clases, quitándole de la boca a los estudiantes el pan de la enseñanza.
Así, con la irregularidad y la insuficiencia de la impartición de clases, el sindicato de los maestros “aporta” el principal factor de retraso de la educación dominicana.
Obsérvese que la sociedad dominicana tuvo la inteligencia colectiva de obligar a los políticos a proveer el financiamiento del 4% para la educación.
Pero la educación preescolar pública continúa exhibiendo un atraso estructural generado en primer lugar por la interrupción o ausencia de clases, que promueve la ADP.
Las prácticas anarcosindicalistas de la ADP son tan viejas como es ella.
En este gobierno, y entiendo que por intervención directa del presidente Luis Abinader, el sindicato magisterial firmó un pacto con el ministerio de Educación para no interrumpir las clases.
Pero ahora, y al parecer envalentonados porque el ex presidente Danilo Medina ha proclamado que su partido está detrás de las acciones de la ADP, el gremio magisterial ha vuelto a una ofensiva de paralización de clases, sobre todo en la región del Cibao.
Educa, una respetable entidad empresarial que hace aportes al sector, ha cuantificado que por cada día de clases que no se imparte el pueblo dominicano pierde unos 760 millones de pesos.
La Iglesia Católica ha clamado a la ADP que detenga la práctica anarcosindicalista de paralizar las clases, pues amenazan con que se pierda el presente año escolar.
La paralización de clases de la ADP debe terminar, ya, que protesten, que reclamen, pero que tengan la creatividad de buscarse otro método que no sea el de impedir las clases, que deviene en un chantaje contra todo el país.