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Santo Domingo

Díaz busca cetro mundial para retirarse del ring

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El tiempo no parece favo­recerle, pero Félix “El Oro” Díaz tiene bien contados los rounds que le quedan sobre el ring y cómo los va a pelear.

Hace más de doce años que dio la gran sorpresa en Beijing al conquistar la única medalla de oro pa­ra el continente americano en los Juegos Olímpicos, pero, aunque ha logra­do un record bueno en el campo profesional (20 vic­torias y 3 derrotas), su úni­co chance mundialista fue ante el fenómeno Teren­ce Crawford, invicto aun en su paso por tres divisio­nes, y rumbo a sus 37 años de edad cree debe cerrar su historia de boxeador y tomar otros roles menos riesgosos, pero antes quie­re otra oportunidad.

Díaz, un humilde jo­ven del popular sector de La Barquita, de Santo Do­mingo Norte, fue lava­dor de carros, lustrabotas y ebanista entre otros ofi­cios previos a subir al ring azuzado por la historia de su ídolo Oscar de la Hoya; reveló al periodista Héctor J. Cruz en su espacio tele­visivo La Semana Deporti­va, que produce por el ca­nal CDN Deportes.

“Quiero una sola oportu­nidad por el título y ya, ga­ne o pierda me retiro del ring y me dedicaré a otros proyectos que tengo, co­mo son mi fundación, una imprenta que acabo de ad­quirir y trabajar de entrena­dor de algunos prospectos”, detalló el único boxeador dominicano en ganar una medalla de oro en Juegos Olímpicos.

Volvió a la escuela

Díaz sigue sorprendiendo a todos al igual que lo hizo en Beijing en cada una de sus salidas para vencer a los fa­voritos Eduard Hambard­zumyan, de Armenia; John Joe Joyce, de Irlanda, Mor­teza Sepahvandi, de Irán; Alexis Vastine, de Francia; y al tailandés Manus Boon­jumnong.

“Me estoy preparando para después del boxeo, he vuelto a la escuela, me ins­cribí en un liceo público, paso los domingos com­pletos terminando mi ba­chillerato, el año que viene me voy a la universidad, si Dios lo permite, tomaré la carrera de Educación Físi­ca para poder entrenar a los muchachos y luego hare la carrera de derecho para tra­bajar con mi esposa, ella es abogada”, dijo el rey de los 64 kilos en los Juegos Cen­troamericanos de El Salva­dor, 2002.

Dijo que es un contendor afortunado porque gracias a su técnica boxística no ha acumulado castigo en su cuerpo y podría continuar más tiempo, pero no le in­teresa.

“Una más por la coro­na y me voy”, solicita Díaz, quien ha peleador tres ve­ces en los últimos tres años y va para dos sin ver ac­ción.

Afirma que la pandemia paralizó al mundo y que de igual modo sus planes e in­cluso, la situación fue agua­fiestas de su última pelea programada en el coliseo Teo Cruz.

“Volví a la escuela por­que la vida le enseña a uno que hay que tener un título, porque como le digo a mi hijo que tiene que estudiar”, recrea.

Agradecido del boxeo

Contrario a muchos atle­tas, Félix sostiene que no se queja del boxeo ya que este deporte le ha dado de que vivir con decencia junto a su familia.

“Yo no puedo quejarme, en el campo aficionado no buscaba dinero, sino una medalla y representar a mi país, en Beijing no solo ga­né el oro un premio de 7 millones de pesos que dio el Estado por ese merito; tam­bién el administrador de entonces del Inespre, Joa­quín Gerónimo, me regaló a título personal, un aparta­mento de su constructora”, recordó.

“Y como profesional tam­poco me ha ido mal, no he ganado millones, pero me recogido mis chelitos para vivir”.

Obligatorio receso
Rutina.

Durante la pandemia el campeón olímpico se pre­para de manera ligera, para mantener la forma.

Solidaridad.

A la vez ha llevado ayu­das a personas necesi­tadas y a sus amigos del team de boxeo de la Fuer­za Aérea.

Pandemia.

Su inactividad se produjo por el rompimiento con su antiguo manager y el paro colectivo del CO­VID-19.

En agenda.

Reaparecerá como peso welter y su mentor Raúl Pastrana le gestiona un chance mundial.

Inicios.

Motivado por su herma­no mayor Eloy Díaz y Eu­dy Méndez, se inició en el boxeo con el objetivo de alejarse de las peleas ca­llejeras

listin diario.

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