Contrario a lo que se creía en años anteriores que las personas psicorigidas y de personalidad perfeccionista eran las llamadas al logro y cumplimiento de objetivos, en los últimos años ha quedado confirmado que quienes poseen la flexibilidad como habilidad tanto a nivel personal como profesional para adaptarse a los constantes cambios del entorno, suelen ser más exitosos y encontrar nuevas oportunidades.
La flexibilidad es la apertura para ajustar pensamientos, planes o acciones cuando la realidad del momento o las circunstancias así lo requieran. Ser flexible más que una debilidad es una fortaleza y una forma de demostrar resiliencia cuando las cosas no salen como se tenían previstas o las condiciones no son las ideales.
La importancia de la flexibilidad radica en que nos ayuda a mantener el equilibrio emocional, mejorar la resolución de problemas, reducir el estrés ante situaciones inesperadas, redefinir metas, aprovechar oportunidades del entorno no consideradas antes, mejorar las relaciones interpersonales y el trabajo en equipo.
¿Cómo puedes trabajar la flexibilidad?
En la medida que hay apertura mental para introducir nuevos patrones de pensamiento se fortalece la flexibilidad.
Del mismo modo conociéndonos, cuales son las fortalezas y debilidades y estando conscientes que al cambiar la forma de lograr nuestros objetivos no estamos cambiando los mismos. Esto permite hacer ajustes sin juzgarnos o sin que se sienta como un fracaso aquellas situaciones incómodas temporales y que pueden cambiar.
La invitación es a seguir construyendo tu mejor versión tanto a nivel personal como profesional y para ello te invito a dar pequeños pasos siendo flexible, recordando mantenerte firme en la intención, pero suave en la forma ya que al serlo te preparas para un mundo incierto en el que solo podrán subsistir quienes estén dispuestos a cambiar.