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Santo Domingo

Judas, una descripción histórica de la traición política

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La Semana Santa es una de las celebraciones más hermosas de la sociedad dominicana, época de unión, reflexión y compartir, pero sobre todo es una reminiscencia espiritual de la muerte y resurrección de Jesucristo. La misma también está llena de personajes secundarios que describen el relato cristiano antes, durante y después de la muerte del mesías, y hoy vamos a reflexionar acerca del más controvertido de todos, Judas Iscariote.

La traición siempre ha estado ligada a la confianza, la envidia y el poder, de ahí que Robert Greene dedicara todo un capítulo a alertar a los hombres de poder que no confiaran demasiado en sus amigos, “suelen ser los primeros en traicionarlos, ya que caen fácilmente presa de la envidia. También suelen convertirse en irrespetuosos y tiranos”. Y Maquiavelo fue más drástico en su exposición sobre la traición y el destino que debían correr los traidores: “los celos, la avidez, la crueldad, la envidia, el despotismo son explicables y hasta pueden ser perdonados, según las circunstancias; los traidores, en cambio, son los únicos seres que merecen siempre las torturas del infierno político, sin nada que pueda excusarlos”.

Judas fue elegido por Jesús para que fuera uno de sus doce discípulos, fue parte de aquel movimiento que revolucionaba la sociedad de entonces y que puso en jaque las autoridades políticas romanas y autoridades eclesiásticas judías, el nazareno se había ganado el amor de muchos, y su influencia había alcanzado niveles nunca antes vistos, el hijo de Dios, el hombre que iba a libertar a los judíos y a construir un gran reino terrenal, y en la interpretación secular de los discípulos, se sobreentendía que estos serían parte del gabinete real.

Estos doce hombres, incluyendo a Judas pasaron del anonimato a ser las figuras más populares e influyentes en Jerusalén, Jesús les había dado todo, pero nada fue suficiente para evitar la traición, cumpliéndose el pensamiento de Luis XIV: “cada vez que asignó un puesto vacante, genero cien descontentos y un ingrato”.

Jehová por amor y caridad hizo caer maná del cielo y salir agua de la roca para que Israel no muriera en el desierto, y en el momento que no tuvieron pan para comer ni agua para beber, maldijeron a Moisés y su Dios. Expresa un proverbio Sufi: “levanta una abeja por caridad y aprenderás las limitaciones de la caridad”.

Posiblemente Judas pensó que podía sustituir el liderazgo de Jesús una vez el mismo fuera encarcelado, las traiciones suelen ser consecuencias de la envidia, pero también muy probablemente quería más de lo que se le había dado, y disconforme con esto llevo a cabo dichas acciones; los más íntimos pueden llegar a ser los más tiranos ya que siempre entienden que merecen más. Y según los teólogos, Judas perdió la fe, la fe secular de que Jesús iba a convertirse en rey, además de la persecución que padecía el mecías en esos días, sirvieron para que Judas se lanzara del barco porque entendió desde su óptica que el rey no era rey, y que el paraíso le pertenecía.

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