Por Randy Estrella
El agua es un recurso imprescindible para la vida, consagrado en nuestra Constitución como patrimonio nacional estratégico, y establecido como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. El agua es salud y está ligada directamente a la sobrevivencia de la humanidad: en el mundo mueren más personas por tomar agua contaminada que por todas las formas de violencia, incluida la guerra; la enfermedad diarreica, causada por agua contaminada, mata a un niño cada 60 segundos, o sea más que el SIDA, la malaria y el sarampión combinados. Una mala administración de este preciado recurso constituye una violación al derecho fundamental a la vida.
El agua no solamente está ligada a la salud, sino también con el desarrollo económico, los países menos desarrollados son aquellos que peor administran sus aguas, pero al mismo tiempo, según NU; por cada dólar invertido en agua que se pueda beber y saneamiento, se devuelve un rendimiento entre US$ 5 a US$ 28 dólares en una mayor actividad económica y menores costos de atención médica, por lo que, en términos estadísticos, la inversión en agua es más importante que la inversión en conectividad física, la cual triplica la productividad por cada dólar invertido, y también es fundamental para el desarrollo. Sin agua no hay desarrollo del sector primario agrícola, del sector secundario (industrial) y ni del sector terciario (turismo y servicios).
La realidad que encontró el gobierno del presidente, Luis Abinader y el director del INAPA, Wellington Arnaud en el sector agua iba de la mano con el débil sistema de salud preventiva del país, además del debilitamiento del sector primario y secundario. En el 2020 solamente el 54% de los hogares recibían agua dentro de sus hogares, y el 58% tenían por lo menos un lavamanos para mantenerse higienizados, un escaso 24% de los hogares dominicanos tenía acceso a agua potable 24 horas al día y el otro 76% la recibía de forma intermitente, y en materia de saneamiento, aunque el 84% de los hogares tenían inodoros, solo el 20% estaban conectados al alcantarillado público, y menos de un 15% estaba siendo tratada, un verdadero desastre sanitario y retranco al desarrollo del país.
Pero esa realidad está cambiando, la transformación que está viviendo el sector liderado por Wellington Arnaud es notable, en los últimos dos años más de 2 millones de personas tienen acceso a agua potable, esto gracias a la inversión que se viene realizando, cerca de 40 dólares por persona al año, lo recomendado por organismos internacionales. El 2022 cerró como el año que se ha hecho la mayor inversión en agua potable y saneamiento en toda la historia, unos 20 mil millones de pesos, lo cual será incrementado en el 2023. Las estadísticas negativas sobre saneamiento de aguas residuales se vienen reduciendo con proyectos como: Arroyo de Gurabo, PTAR Barahona, Peravia, San Cristóbal, Castillo, Fantino, Sabana de la Mar y otros de igual relevancia cuantitativa y cualitativa.
La transformación del sector agua liderado por Wellington Arnaud es una realidad!