SANTO DOMINGO.- Los partidos políticos dominicanos se han alejado a gran distancia de los aspectos programáticos, que debe ser parte de su accionar cotidiano, y al mismo tiempo han abandonado el debate de los grandes temas nacionales.
Las organizaciones políticas, particularmente las mayoritarias, están distraídas o “atrapadas” en sus conflictos internos, y no sacan tiempo ni espacio para replantear la problemática nacional.
Las propuestas de solución a los más importantes temas del país no forman parte de la agenda cotidiana del sistema de partidos políticos en la República Dominicana.
La discusión firme y sostenible de la agenda nacional ha desaparecido, desde hace tiempo, y “sobre la mesa” de los partidos los que ahora se dirimen son sus asuntos puramente internos.
Casi ninguna organización está exenta de esta ruptura partido-país, y por igual la oposición y el partido oficialista con sus respectivos aliados se ven distanciados del interés colectivo en una discusión político-social.
En el pasado, y de manera circunstancial o coyuntural, uno que otro partido de la oposición replanteaba públicamente un tema nacional para llamar la atención del país y del Gobierno, estrategia que de algún modo aportaba ideas o alternativas para la solución de los problemas
Este estilo de hacer proselitismo desapareció del escenario político.
El último que se dedicaba a esta iniciativa fue el Partido Revolucionario Moderno (PRM), pero más bien sus denuncias sobre temas nacionales obedecía a una táctica o pericia política para proyectar la imagen de un partido entonces naciente.
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), cuando le tocó la acera de la oposición, marcó precedente en denunciar y poner sobre contexto los problemas nacionales, y lo hacía a través de comparecencias públicas del extinto profesor Juan Bosch con los medios de comunicación, y en las reuniones de su Comité Político.
Luego que asumió el poder por primera vez, el año 1996, y tras Bosch disminuir sus habilidades a fuerza de la edad, y a causa de su fallecimiento posterior, el PLD se apartó y desestimó casi para siempre esta forma de hacer política.
Su permanencia en el poder desde el 1996, solo con una interrupción (2000-2004) hasta la fecha, hace del PLD un partido que como oficialista siempre asume el rol natural de actuar a la defensiva.
El desbarajuste de la oposición, que se mueve en el péndulo de su división interna y las alianzas con el oficialismo de turno, mengua significativamente una maniobra política con los temas nacionales en carpeta.
Los conflictos por intereses, que ya han provocado división en algunos y amenazan con quebrar la unidad en otros, tocan a todos los principales partidos sin excepción, el PLD, PRM, el PRD Y PRSC.
En esas pugnas o luchas internas, y no en otra cosa, es que las respectivas dirigencias y liderazgos políticos dedican todas sus fuerzas y energías.
Así ha ido desapareciendo el aspecto programático de los partidos, el que solo surge, de manera transitoria, en tiempos de elecciones, y más bien para llenar requisitos de campaña.