El PLD está atravesando el peor momento político de toda su historia, luego de su división en el 2019 se han venido reduciendo de manera consistente y acelerada, y aun no se vislumbra la posibilidad de que la hemorragia que acaba con su vida se detenga, como expresara el poeta Kalvo: La hemorragia es contundente, pues la herida es muy profunda, y por terquedad rotunda el herido, se reciente.
En los últimos días hemos visto como el PLD y su candidato presidencial han acusado al partido oficial de compra de alcaldes, lo cual es subjetivo y poco claro, pero necesario discursivamente para buscar tiempo en su agonía e intentar crear una especie de represa que detenga el escape que desinfla la organización política y a su candidato.
¿Pero qué ha sucedido realmente?
El liderazgo político partidario en nuestras democracias representativas se construye y mantiene en base a las herramientas materiales y simbólicas que puedas poseer, y cómo beneficia esto a las personas que necesitas para tener éxito en la guerra. La lucha por el poder global entre EE.UU y China no solamente es material (comercio, tecnología, militar), sino también simbólica (ideas democráticas y de libertad Vs autoritarismo y totalitarismo chino), lo mismo sucede en las luchas internas por el poder.
En términos materiales, el PLD por años descuidó a los ayuntamientos, su inversión fue pírrica y fruto de esto los alcaldes y directores no pudieron hacer obras de gran impacto en sus comunidades, contrario a Luís Abinader, el cual ha venido incrementando el presupuesto de los ayuntamientos a un 3% en 2021, 4.8% en el 2022 y 6% en el presupuesto del 2024, pero además de esto, el PRM cuenta con la mayor y más estructurada plataforma política de la Republica Dominicana, a diferencia de la oposición que el partido más cercano está 25 puntos debajo.
Pero cuando analizamos los elementos simbólicos (que proporcionan la capacidad de explicar [y justificar y/o legitimar] la realidad social, podemos percibir como el PLD quedó atrapado en el juego de la defensa a la corrupción en su intento por crear el discurso de persecución política, no se desvinculó, mientras vemos un gobierno que según transparencia internacional subió a 32 puntos y pasó del puesto 139 al 123 de 180 países, mejorando su percepción de corrupción, y que este fue el elemento discursivo más importante en su ascenso al poder. Esto además de la crisis ideológica de los partidos políticos en el país primando la cultura del realismo, y la incapacidad de Abel Martínez de crear confianza ante sus adversarios internos que, de lograr la presidencia no sería una sentencia para ellos.
Todos estos elementos se han unificado para que se construya la idea de la profecía de febrero, la cual es devastadora para la oposición, y ha sido el motor que ha impulsado a que decenas de alcaldes y directores pasen desde el PLD hacia el PRM y ahora Justicia Social.