Lo complicado para ella fue, después y mientras tanto, conseguirse un novio. “Era difícil porque decían: esta mujer no es fácil”, cuenta. Se asustaban.
Sin embargo, el oficio no le impidió formar familia, tener dos hijas y cuatro nietos que quieren mucho a su abuela. Son ñoños con ella.
Trabajó en la OMSA y ahora es la única mujer conductora de autobús en la Dirección General de Aduanas.
“He tenido que luchar para mantenerme en el puesto”, nos confiesa.
Su caso, dice, puede y debería mostrarle a otras mujeres que no hay oficio o profesión prohibida o imposible para las mujeres y animarlas a intentar abrirse espacio en lugares llamados “exclusivos para hombres”.
Como Gisela hay muchas mujeres dominicanas que cuando quieren, pueden.
En el gobierno de Danilo Medina celebramos y promovemos que así sea.