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Santo Domingo

Algunas razones del éxito de Trujillo

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POR JUAN E. DE LA CRUZ SOLANO

Algunas de las razones por las cuales Trujillo fue tan exitoso en su carrera de estadista dictatorial, se pueden descubrir al examinar los hechos de la Era. El examinador encontrará en primer lugar que Trujillo contaba con la predisposición y  capacidad para construir un país. Veamos, el Prof. Juan Bosch, en su libro, Trujillo: Causas De Una Tiranía Sin Ejemplo, describir algunos de sus dotes personales: “Como era lógico, Trujillo llevó al ámbito del poder sus condiciones personales; la energía, el sentido estricto de la autoridad y su consecuente capacidad para mandar; su don de organizador, sus dotes de intrigante, su actividad mental y física y su infatigable dedicación al trabajo.” Y continúa diciendo: “Por sí misma, ninguna de estas condiciones debía ser perjudicial para el país. Pues la capacidad de intriga, la menos positiva de ellas, puede ser puesta al servicio de fines superiores, sobre todo en política, y por tanto no es una cualidad extrínsecamente negativa.

Indudablemente, cualidades de un hombre capaz para la dirección de cualquier proyecto.

 

Otra razón fue que Trujillo se aseguró desde muy temprano en su gestión de gobernante de poseer el monopolio de la fuerza. Comprendió que para realizar su proyecto de país tenía que terminar el proceso de pacificación y desarme iniciado por las tropas invasoras norteamericana en 1916.  Eliminó los remanentes de los líderes regionales subversivos, siendo el más notable de ellos el general Desiderio Arias, quien fue aniquilado en 1931. Con las fuerzas represivas, los guardias y policías, leales a él, procedió a la instauración del orden y la paz, estableciendo en el país el imperio de la ley para la protección de sus propios intereses, primero, pero promoviendo así el interés de la sociedad.

Una tercera razón de su éxito como estadista fue que logró aglutinar a la élite intelectual de la Era para su proyecto de construcción del país. Se podría decir, que Trujillo también tuvo el monopolio del conocimiento. Casi la totalidad de la intelectualidad dominicana colaboró con él, bien de forma voluntaria o forzosa. Trujillo llegó a conformar el capital humano de más relevancia en toda la historia del país. Gente como el Dr. Joaquín Balaguer, Manuel Arturo Peña Batlle, Jesús María Troncoso, Rafael Filiberto Bonnelly Fondeur y Emilio Rodríguez Demorizi, para mencionar solo unos cuantos, y así podernos formar una idea de la calidad de gente que formaban este capital humano. Casi todos tenían la capacidad para asumir la presidencia de la República. A éstos se agregaban los consultores extranjeros que colaboraban con Trujillo en muchas funciones, incluyendo las de espionaje. También en su capital humano, contaba con sicarios muy experimentados así como asesinos muy eficientes, entre los que se destacaba Félix W. Bernardino y el psicópata Johnny Abbes García. Un capital humano muy heterogéneo, pero a la vez, muy eficiente. Funcionaba con la precisión de un reloj suizo.

Una última razón que facilitó a Trujillo, en gran parte, su éxito como estadista, fueron las condiciones históricas de la época. En 1928, el país se encontraba inmerso en una crisis política que habían desatado los caudillistas. A esta se unió la crisis económica mundial de 1929, originada en los Estados Unidos de América. El país se encontraba prácticamente en bancarota. Los partidarios del presidente Horacio Vásquez, que insistían en la prolongación de su mandato constitucional, y sus afanes reeleccionistas, todo esto motivó un gran disgusto en la población. Cansado ya el pueblo de tantas guerras intestinas causadas por los caudillos, las cuales entorpecían el desarrollo del país, la ciudadanía reclamó orden y paz, aunque vinieran de una mano dura. Las condiciones surgieron, y Trujillo ascendió al poder en 1930. Desde entonces, el país tuvo un desarrollo sostenido por 30 años, dando como resultado una nación moderna y próspera, aunque decirlo le deje a uno un sabor a “frikitaki” en el paladar.

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