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Consecuencia que sufren los hijos cuando los padres cometen delitos

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Cuando un familiar, en este caso, cuando un padre o una madre es señalado como alguien que ha cometido un delito, o más aún, es llevado a la justicia por ello, todo un sistema familiar y en especial, si hay hijos, sufren las embestidas negativas de eso. Además del malestar que produce un hecho así, y la incertidumbre de qué van a pasar, está el dolor de saber que una persona querida y cercana ha quebrantado la ley, y muchas veces, de qué manera.

Por otro lado, viene la vergüenza que arropa a quienes tienen dignidad. A pesar de esto, los adultos pueden entender, y ser un apoyo para lo que está pasando en la familia, pero pensemos en los hijos de los señalados como delincuentes.

Cuando hablamos de niños o adolescentes, hijos de personas que han cometido crímenes de la índole que sea,  y que ven a su padre o madre abandonar el hogar, muchas veces de manera abrupta y repentina, nos preguntamos qué les pasa por la mente en ese momento. Y por ahí comenzarán una serie de cuestionamientos como por ejemplo: ¿dónde está?, ¿por qué se lo llevaron?, ¿mi papá o mi mamá son malos?

El adulto encargado de estos debe analizar la situación antes de lanzarse a hablar, ya que a pesar de que la recomendación es decir siempre la verdad, se deben tomar en consideración las edades de los niños, pues dependiendo de esta, así deberán ser los detalles a ofrecer. A menudo los adultos, como cuando hay una muerte de uno de los progenitores, tienden a ‘adornar’ la situación, no siendo honestos, por entender que de entrada es más fácil no decir la verdad. En estos casos, también se tiende a disfrazar la verdad.

Se debe evitar hacer esto, ya que al final, cuando se sepa lo que realmente pasa, los niños y adolescentes pierden la confianza en esos adultos que están para protegerlos y el dolor y la decepción son doble.

Otra pregunta que se hacen los hijos es cuándo volverá. Es una pregunta difícil de contestar, sobre todo, porque muchas veces, ni los adultos saben cuando se agotara el proceso completo hasta la condena final, en caso de haberla. En esta situación es mejor no crear falsas expectativas de tiempo, y responder lo más apegado a la realidad posible, por ejemplo: “Se está investigando el caso, desde que se sepa te dejaré saber”.

Y la pregunta que los más pequeños posiblemente harán es si su progenitor es una mala persona. Los más pequeños no deben tener un juicio de que su progenitor es malo, en este caso lo recomendable es decirle que no es una mala persona, pero que no obedeció la ley y se equivocó. Es importante que los adultos que están bajo el cuidado de los niños y adolescentes sepan esperar.

Un padre o una madre que ha cometido un delito y va a la cárcel, es una pérdida, y como tal, se pueden evidenciar conductas como irritabilidad, tristeza extrema hasta poder llegar a la depresión, bajo rendimiento académico, agresividad, ansiedad, llanto excesivo, aislamiento, baja autoestima, traumas, vergüenza, culpa, entre otros.

Si observamos algunas de estas, hay que tomar acción, no ignorar, hay que validar estos sentimientos y actuar en consecuencia, por ejemplo, si le vemos decaído o triste, abordarlo directamente  “veo que estas triste hoy, yo me he sentido así también, quieres conversar sobre lo que te pasa?”

Por tanto, como adultos, si no sabemos cómo hacerlo, debemos buscar las herramientas para ayudarlos a atravesar como familia una situación de esta naturaleza. Ya que definitivamente, el encarcelamiento de un progenitor no debe convertirse en un tema tabú, que lo único que traerá es más estrés y ansiedad del que ya existe.

Como padres, debemos saber que todo lo que hacemos, ya repercute, no solo en nosotros como individuos, sino en nuestras descendencias, que de alguna manera, aunque sea con vergüenza, pagan esos platos rotos. Pensemos antes de actuar y sobre todo, pensemos antes de delinquir.

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