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El boom del ajedrez en tiempos de pandemia

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ESPAÑA.-“Yo comprendo que la imagen del ajedrez es de dos personas, generalmente hombres, casi inmóviles durante horas. En realidad, esas dos personas son todo un volcán en erupción”, asegura Leontxo García quien ha dedicado toda su vida a divulgar el ajedrez, un juego de origen hindú con más de mil quinientos años de historia. 

Ahora la pandemia y el pasar tantas horas en casa han disparado su popularidad.

Nadie más alejado del estereotipo de ajedrecista que Juan Manuel Muñoz, maestro internacional autodidacta, dicharachero y afable: “Un jugador de ajedrez es cualquiera…vale más la persistencia que la inteligencia… Si no te aprendes la apertura española en diez veces, lo haces en 50, y si no, en 100. No hace falta ser ningún superdotado”.

Juan nos habla desde su casa de Deifontes, en Granada. En el pueblo todos le llaman “Juan el de las cabras” aunque hace ya tiempo que las cambió por las gallinas. Ha ganado cuatro campeonatos internacionales y uno nacional. Se retiró hace diez años, pero sigue compitiendo por internet: “Le temo a los niños de 10 años bien entrenados… porque si pierdes con una persona mayor, pues has perdido. Pero si un niño te coge con 10 años y te vapulea… Son más ágiles que nosotros. Y las partidas rápidas es un problema con ellos.”

El programa AulaDjaque trabaja mediante el ajedrez la autoestima, la creatividad y la concentración en escolares andaluces.

 Manuel Azuaga es su coordinador: “Una pregunta que siempre se hace es si son los chicos inteligentes los que acuden al ajedrez o es el ajedrez el que favorece la inteligencia. La respuesta es sencilla. El ajedrez permite sacar a flote las destrezas que cada uno tenga…algunas son muy evidentes, pero otras que no lo son podemos sacarlas con el ajedrez”.

Sus beneficios en casos de adicciones, trastornos de conducta o deterioro cognitivo están comprobados, sobre todo en el control de la frustración cuando nos equivocamos.

“Si hay una habilidad que desarrolla es la toma de decisiones. El tablero es un simulacro de vida donde podemos cometer un error y tomarlo como elemento de aprendizaje”, señala Azuaga.

España, el país que más torneos organiza en el mundo

En la historia del ajedrez se han librado encuentros míticos. En 1972, el duelo entre el estadounidense Bobby Fischer y el soviético Boris Spassky se vivió como una lucha entre capitalismo y comunismo.

Otro torneo legendario enfrentó a Kárpov, símbolo de la vieja guardia soviética, y Kasparov, representante de la apertura de la Perestroika. Ocurrió en Sevilla en 1987. Leontxo García lo retransmitió para TVE: “la última partida llegó a tener 13 millones de espectadores durante cinco horas”.

Desde aquel mundial en Sevilla, somos el país del mundo que organiza más torneos internacionales. David Antón abandonó las matemáticas por el ajedrez hasta convertirse en gran maestro. 

En cada partida, dice, hay un momento crítico que determina el resultado. Recientemente, hizo tablas en seis horas con el número uno del mundo, el noruego Carlsen, toda una proeza.

”No suelo pensar qué mal lo he hecho la anterior vez, sino simplemente, me centro en que puedo hacer la mejor jugada en ese momento”, dice.

Solo un 10 % son jugadoras

En nuestro país y en todo el mundo sigue pendiente la asignatura de fomentar el ajedrez entre las mujeres. Sabrina Vega, campeona de España y gran maestra internacional, explica que “es en el salto hacia la categoría absoluta” en la que existe “el abandono femenino”. Actualmente, solo un 10 % de quienes practican el ajedrez son mujeres. Y solo hay una mujer entre los cien mejores ajedrecistas del mundo, en el puesto 86.

La serie de televisión “Gambito de dama” ha supuesto una campaña de promoción excepcional para el ajedrez. El personaje de Beth Harmon está inspirado en la húngara Judit Polgar, la única mujer que ha figurado entre los diez primeros del mundo. En 2002, derrotó a Gary Kasparov, considerado el mejor jugador de todos los tiempos.

El jugador imbatible: el digital

A quien nadie puede ganar ya es a la máquina… En 1997, Kasparov perdió frente a una versión mejorada de la supercomputadora Deep Blue. Casi 25 años después, la capacidad de análisis de la inteligencia artificial es inalcanzable. A cambio, la mente humana aporta una emoción y una belleza únicas a este juego infinito.

“Uno de los principales problemas del mundo actual es que cada vez hay más gente que piensa menos por el mal uso de las redes sociales, por la telebasura, por la desigualdad creciente…”, explica Leontxo García. Y concluye: “Necesitamos que la gente piense más y mejor. Y qué mejor que fomentar un juego que enseña a pensar”. 

Por Carmen González rojas (RTVE)

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