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Santo Domingo

El juez que merece la república

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Edgar Hernández Mejía

Otras de las virtudes imprescindibles para alcanzar la condición de Juez Ideal (el que merece la República) son el hábito de estudio y la laboriosidad.

Como hemos manifestado en ocasiones anteriores, el concepto “estudio de expedientes judiciales” comprende dos actividades; la primera consiste en dar cuidadosa lectura a todas las piezas y documentos que integran la demanda o la querella, según el caso, y la segunda se refiere a la investigación bibliográfica relacionada con el tema o los temas del caso de que se trate. (En base a libros y escritos sobre la Constitución, leyes, jurisprudencia y doctrina).

En cuanto a la laboriosidad (capacidad de trabajo) es obvio que la misma constituye una cualidad que no puede faltar en la persona que desempeña un cargo jurisdiccional en la judicatura, para alcanzar la categoría de Juez Ideal.

No basta ser sobrio, honrado, serio, imparcial y justo. Si el juez no es estudioso y trabajador,  podría resultar nocivo al sistema de justicia y podría causar agravios a las partes, con sentencias o resoluciones carentes de juridicidad, así como con moras o retardo excesivo e injustificado en las decisiones.

En los años más recientes, se ha generalizado la inclinación de los jueces a inscribirse en centros de estudios para cursar diplomados, post-grados, especialidades y maestrías; lo cual, en principio, los convierte en magistrados más capacitados y conocedores de sus respectivas materias.

Desde luego, no se trata de acumular certificados o diplomas, sino de verdaderamente elevar los niveles de conocimientos en una o más ramas de las Ciencias Jurídicas.

Como hemos expresado anteriormente, al referirnos a la capacitación de los jueces, a partir del año 1998 la Escuela Nacional de la Judicatura ha transformado por completo el tema del nivel académico de los magistrados del orden judicial, con programas de estudios y de actualización de alta calidad, así como con rigurosos controles de aprovechamiento y de rendimiento de los participantes en las jornadas de estudio.

A esta situación es necesario agregar que diferentes universidades del país ofrecen con frecuencia en Santo Domingo y en las principales provincias, numerosos programas de especialidades jurídicas de varios niveles; a los cuales asisten considerable cantidad de magistrados del Poder Judicial.

En relación a este tema, el Código Iberoamericano de Ética Judicial, en su artículo 28, expone que: “La exigencia de conocimiento y de capacitación permanente de los jueces tiene como fundamento el derecho de los justiciables y de la sociedad en general a obtener un servicio de calidad en la administración de justicia”.

Desde luego, lo que interesa y lo que importa a la República no es que los jueces estudien, se capaciten y reciban diversos títulos, sino que apliquen los conocimientos adquiridos y que lo hagan con honorabilidad y ética. Asimismo, lo que interesa y lo que le importa a la República es que esos jueces capacitados sean trabajadores; es decir, que se consagren a realizar su labor, con entrega y esmero.

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