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Santo Domingo

¡La corrupción, extorción y el negocio!

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Por Euclides Marmolejos

Si analizamos los últimos casos conocidos por la opinión pública, luego de mortales y lamentables desenlaces, podremos conjurar sin temor a equivocarnos, que todos sin excepción alguna tienen los mismos factores comunes: extorción, corrupción, abuso de poder y el negocio ilícito.

Es irónico, que tanto en los casos de las instituciones públicas OISOE, CEA y OMSA, el móvil que desencadeno la tragedia fue la corrupción, el abuso y la necesidad de enriquecimiento ilícito en detrimento del pueblo. Peor aún que solo fueron atendidas las denuncias, cuando ya la sangre había corrido. ¿Dónde estaba la justicia, donde estaba la Cámara de Cuentas, donde estaba la transparencia y la fiscalización, donde estaba el gobierno?

Parecería que, sin muertos, no actúa el gobierno. Y fíjense que decimos claramente, los casos conocidos por la opinión pública, porque son muchos los ruidos que han existido y aún existen en el ámbito político, de muchos casos vigentes de corrupción en instituciones públicas; que en el mejor de los casos sus protagonistas son destituidos y dejados en libertad, como un premio por su gran proeza en contra de lo público.

Es evidente que esta cultura de corrupción e impunidad ha permeado toda una sociedad, al punto de crear un escepticismo generalizado en la población, al grado tal de aceptar como normal el negocio, chantaje, corrupción e impunidad que impera en las instituciones públicas.

Es triste ver que aún nos enredamos en los mismos problemas que por más de 50 años, han protagonizado los discursos populistas de quienes han tenido el privilegio de gobernarnos; y los problemas de corrupción, impunidad, seguridad, salud y la educación siguen más latentes que antes. 

La realidad es que hoy menos dominicanos creen en la clase política, la percepción de corrupción e impunidad es mayor; los índices internacionales nos colocan en los últimos lugares de transparencia; primeros lugares de soborno; últimos lugares en calidad educativa; los ciudadanos perciben un nivel mayor de inseguridad; pero seguimos inmersos en debates estériles y postergando lo fundamental.

Yo me pregunto. ¿Cuándo tendremos líderes comprometidos exclusivamente con la salud de las finanzas públicas? ¿Líderes que no escatimen esfuerzos para penalizar a sus cercanos corrompidos?  ¿Líderes que pongan delante el interés colectivo al personal?

 “malditos aquellos que con sus palabras defienden al pueblo, y con sus hechos lo traicionan” Benito Juárez

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