Manuel Salazar
Dos circunstancias se entrecruzan en este momento del país, y dan una oportunidad para plantear cosas nuevas.
Por una parte, el cambio de gobierno que todo parece indicar comenzará el 5 de julio con la derrota electoral del PLD; y por la otra, las circunstancias sociales, económicas, políticas y humanisticas, que está prefigurando la pandemia con el COVID 19.
Es una coyuntura para meterse en ella con todas las de las leyes y categorías de análisis, y con más determinación política.
Sería un gran error desaprovechar una coyuntura tan importante, que es más que electoral.
Como hemos dicho en anteriores ocasiones, puede haber un cambio de gobierno, porque la marca PLD está colapsada debido a sus malas artes en la dirección del Estado y por su división orgánica; y porque además hay una mayoría electoral que expresa de múltiples maneras que hay una mediación para ese propósito, que es la candidatura de Luis Abinader,
al frente de una coalición liderada por el PRM. Esta es la dimensión electoral de lo que ocurre.
Pero esta ocurre atravesada por el hecho de que el surgimiento y propagación del COVID 19, y el combate que se lleva contra el mismo aquí y en todas partes, sugiere un mayor protagonismo de lo público/ estatal en el desenvolvimiento social y economico; igual que está sugiriendo una mayor relevancia de lo nacional/local en el marco de la globalización.
Un modelo económico centrado en el turismo, zonas francas y remesas, como es el dominicano; queda agravado y cercado por la realidad crítica en la economía mundial y la perspectiva de un reordenamiento internacional en lo económico, político e institucional que esa realidad reclama.
El cambio progresista que se protesta desde hace mucho es hoy mucho más posible, por esa confluencia de dos procesos, uno, el electoral, que tenía fecha; y el otro, la pandemia, imprevisto en su forma y en el tiempo en que llega.
El COVID 19 y la crisis económica capitalista que ya existía antes de la pandemia, están dando cuenta de las políticas e instituciones impuestas por el Consenso de Washington.
Es una coyuntura para meterse en ella. Con propuestas y propósitos.
La Cumbre Nacional propuesta por Luis Abinader y asumida por varios sectores políticos, sugiere un espacio apropiado para entrar a las propuestas, discusiones y decisiones.
Algo nuevo es una posibilidad significativa, y hay que empujar en ese sentido lo más que podamos.