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Muchas veces nos preguntamos qué si y qué no debemos colocar en nuestra lista de metas y propósitos para un nuevo año o una nueva etapa de la vida. En ocasiones es común desanimarse por el hecho de encontrarse frente a metas inconclusas, y algunas olvidadas.
¿Qué pasa con esas metas que no se lograron y que en su inicio se propusieron con mucho entusiamo, para luego dejarlas perdidas en la mitad del camino?
Posiblemente es el momento de replantear aquellos objetivos y crear motivaciones que impulsen hacia el logro de estas. Es necesario recordar que el verdadero desafío en el cumplimiento de una meta no radica en el logro de la misma, sino en la manera en que se formule.
Las metas ayudan a enfocar y dirigir las acciones del presente hacia el logro de algún objetivo o propósito futuro. De alguna manera este camino debe estructurarse como un mapa o una guía, en el cual se debe crear y estructurar los pasos que se pretenden dar para alcanzar cada una de ellas.
De aquí la importancia de no llenarse de metas y comprender que algunas se logran cumplir en el espacio de 12 meses, pero otras requieren de un seguimiento prolongado.
Existen aspectos de la personalidad como la disciplina, perseverancia, así como la creación de nuevos hábitos, que en ocasiones no son tomados en cuenta al momento de crear un plan. Si existen debilidades en estos rasgos, una meta inicial debe ser trabajar y fortalecer estas características, para así lograr la constancia que se requiere para alcanzar los objetivos, y sobre todo, ejecutar el plan.
Al formular las metas, una parte personal desea y programa las acciones para cumplirlas; y otra parte ejecuta dichas acciones.
Es común que ambas partes no siempre estén de acuerdo y que el programador no se detenga a pensar en el ejecutor, que forma parte de una sola persona.
Se debe tomar como punto de partida la condición actual en la que se encuentre, para crear resoluciones basadas en la realidad y tener la posibilidad de alcanzar la realización de varios pasos intermedios que dan pie a la satisfacción de pequeños logros durante el trayecto.
Las metas suelen ser una gran fuente de frustraciones porque cuando se formulan se hacen de manera rígida y con pocas opciones para satisfacerlas.
No todo en la vida son metas y planes. También es importante lograr entrar en un estado en el que las cosas fluyen y su presencia junto a ellas.
Aquellos momentos que nos permiten disfrutar del presente y nos dan ese respiro necesario para regresar con mayor fuerza a la carrera por los objetivos marcados.
Lo ideal es lograr un balance. Alcanzar la flexibilidad que permite seguir adelante, disfrutando cada paso en el camino y darse el permiso para vivir el presente sin descuidar aquellos propósitos que se quieren alcanzar.
PARTES QUE TRABAJAN A FAVOR DE LAS METAS
Al formular las metas, una parte personal desea y programa las acciones para cumplirlas; y otra parte ejecuta dichas acciones.
Es común que ambas partes no siempre estén de acuerdo y que el programador no se detenga a pensar en el ejecutor, que forma parte de una sola persona.
Tomado de: Listín Diario