Por Norberto Rubio.
Del denominado siglo XVII conocemos muy poco, o quizás nuestros historiadores no se detuvieron a analizar los acontecimientos de esa época.
Hay todo un siglo de nuestra historia prácticamente pérdido para las generaciones de hoy, por lo que decimos que en el siglo XVII se produjeron las llamadas despoblaciónes, la ocupación de las costas del Oeste por Bucaneros, Piratas y Cultivadores, estos últimos llamados habitantes, a quienes más adelante sacaremos del juego.
Bucaneros vs Piratas.
Los primeros formaron una sociedad de hombres libres, los segundos no, los bucaneros no tuvieron código alguno ni obedecieron a ninguna autoridad, pero sin embargo fue una sociedad muy pacífica, muy diferente a los piratas.
A pesar de ser hombres liberales y con pensamientos muy al margen del ordenamiento legal de la época, no hicieron ningún tipo de resistencia a nadie, con escasas excepciones, como es el caso del gobernador Oregón que quiso someterlo a su dominio pero estos no aceptaron, por lo que decimos no respetaron ley alguna, pero tampoco alteraron el Orden Público.
Los piratas, que eran defendidos por este doble moral de Oregón, a quienes se le confiscó el asalto a Santiago de los Caballeros y otros tantos delitos, fueron protegidos por el gobernador, por lo que nos corresponde confirmar que en el año de 1667 cuando ocurrieron estos sucesos, ya la corrupción tenía sus raíces bien sembrada en la mente de muchas personas, y Oregón era el principal corruptor.
Cuantos Oregón tenemos en la actualidad, que se creen dioses, que como los bucaneros no respetan ley alguna, y actúan como piratas, que para ellos no existe justicia que pueda combatirlos, y los más lamentable de esto es que ese mal descansa en la clase política nuestra, en las iglesias, sector empresarial, clubes, juntas de vecinos, o sea, está en todo lado, hasta en la familia universal.
Hemos escuchado decir que no existe corrupto sin corruptor, de eso estamos claro, pero qué vamos hacer con el corrupto, si no somos capaz de enfrentar al corruptor. ¡Mi país mi país! Cuanta injusticia estamos viviendo.
Analizando y pensado a voz alta, cuantos Oregón tenemos en nuestro entorno, aleluya, que el señor nos agarre confesao como dice Sancho Panza.