MILWAUKEE – Cuando los Mets firmaron a Max Scherzer con un contrato récord la pasada temporada muerta, la ridea era que jugase un rol determinante en el proceso de transformar a la franquicia. Más que el tres veces ganador del Cy Young y ganador de la Serie Mundial, Scherzer ha sido por muchos años uno de los jugadores más respetados del béisbol. Era fácil verlo como el catalizador de una cultura ganadora.
Por lo tanto, fue apropiado que Scherzer tuviese el papel principal durante la victoria por 7-2 sobre los Cerveceros el lunes, con la cual el equipo aseguró su primer pase a la postemporada desde el 2016. En su regreso de la lista de lesionados, Scherzer lanzó seis innings perfectos en el American Family Field, dejando el juego solo porque los Mets lo tenían bajo un estricto conteo de pitcheos.
Aunque el esfuerzo del bullpen por conseguir un juego perfecto combinado se evaporó rápidamente tras la salida del as, el bullpen contuvo lo suficiente a los Cerveceros para que Scherzer ganara el juego 200 de su ilustre carrera y los Mets aseguraran, en el peor de los Casos, un puesto en uno de los Juegos de Comodines de la Liga Nacional.
Con el pase a octubre a la vista y el propietario Steve Cohen en el estadio, los Mets se recuperaron de un lento arranque a la ofensiva para anotarle cinco carreras al vigente Cy Young de la L.N., Corbin Burnes, tres de ellas gracias a un jonrón de 437 pies de Pete Alonso en el cuarto. Brandon Nimmo y Francisco Lindor añadieron triples consecutivos en el sexto para aportar más apoyo del que era necesario. Los nueve jugadores de posición de los Mets que abrieron en la alineación se embasaron al menos una vez.