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“¡No más vacas sagradas y que viva la República Dominicana!”: Crónica de la Marcha Verde de Azua

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AZUA, República Dominicana.- Las calles polvorientas y las casuchas multicolores desteñidas parecían expresar una extraña alegría al recibir a los verdes, decenas de miles de mujeres, hombres, adultos y jóvenes, que pintaron con el color de la esperanza la provincia de Azua este domingo 21 de mayo.

Después del Gran Santo Domingo, de Puerto Plata, de Santiago y San Francisco de Macorís, ahora le tocaba al Sur. Y fue Azua la provincia que asumió el reto de reunir a los sureños en protesta contra la corrupción y la impunidad en la República Dominicana, movimiento social que detonó a finales del año 2016 a raíz del destape internacional del escándalo de corrupción de la empresa brasilela Odebrecht.

Aglomerándose en los alrededores de la conocida bombita del pueblo, los de Azua, del Sur y los invitados de las demás regiones dominicanas, se reunían a la vista de los munícipes que los recibían con aires de pertenencia al movimiento civil que reclama el fin de la impunidad y la corrupción.

“¡Danilo robando y el pueblo trabajando!”, comenzaron a corear los caminantes que a unos pocos minutos de las 10 de la mañana empezaron a marchar por las calles azuanas.

“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, como reza el verso de Antonio Machado. Y nunca mejor dicho. Los visitantes, miles y miles, no sabían hacia dónde los dirigían sus pasos, simplemente seguían la marcha constante. Todos de verde, celebrado el verde y buscando dejar huellas en las conciencias de los que desde sus viviendas observaban, vitoreaban, aplaudían o mostraban algún lienzo u objeto verde alentando a los caminantes.

“Hoy los pueblos del Sur nos encontramos en Azua para poner fin a la corrupción y la impunidad, y este 21 de mayo será recordado”

A un paso constante dejaban atrás los camiones que trasladaban hombres vestidos de negros identificados como miembros de la Policía Nacional.

En entrada de Azua no cabía un vehículo policial más, como si todo el resto del país se hubiese quedado sin policías. “¡No sé cuál es el miedo, si nosotros solo vamos a caminar!”, comentó una ciudadana, con expresión de indignada.

Mientras a través de los cristales de las guaguas que arribaban de distintas regiones de la República Dominicana, se apreciaban las camisetas y gorras verdes de los visitantes, sus movimientos, el corear de sus consignas, la música, el festejo por la alegría de ser parte del movimiento social más fuerte en lustros en la República Dominicana.

Del Norte, del Este y de las demás provincias de la región Sur, aproximadamente 4 kilómetros de calles y avenidas fueron arropados por el verdor de las ropas que vestían los llamados revolucionarios durante casi dos horas.

“Cárcel a los corruptos”

Cientos de personas de distintas clases sociales observaban al muñeco que representaba al corrupto dentro de la jaula que emulaba una cárcel. “¡Asi es que deben de encerrar todos los que están metidos en la red de corrupción de la Odebrecht, y en cualquier otro hecho que dañe a la población dominicana!”, gritó un joven al tiempo que bailaban y trotaba.

Un enorme perro cruzaba entre la gente. Lucia callejero, a juzgar por las manchas y cicatrices que resaltaban en su rolliza piel oscura. Algunos se alejaban atemorizados, pero el animal se mostraba un tanto tímido, como si se preguntara de dónde venía tanta gente. “Yo a los perros no les tengo miedo, más les temo a los bandidos de la política que han desfalcado a este pueblo”, hubo de comentarle una muchacha a otra.

Mientras otro perro, detrás de un enorme portón negro, más osado, ladraba a los que se acercaban a menos de un metro de la vivienda de sus amos. Como si quisiera proteger  a quienes le dan de comer y lo cuidan cada día.

No faltó quien observara que este can, a juzgar por lo largo de su hocico, debía de ser alto y fornido, no como el que deambulaba por las calles. “Lo tienen encerrado, eso lo hace más feroz”, comentó alguno.

Mil y una expresiones de protesta

La gente no sólo coreaban las consignas del colectivo verde. También mostraba con letreros y cualquier otro modalidad de comunicación su nivel de rabia social, su indignación ante la impunidad y la corrupción.

En las espaldas de muchos, no solo llevaban su carga de vida y la de muchos otros, sino que portaban carteles con frases como: “Esto no lo para nadie, porque no tenemos miedo”, “Somos dueños reclamando a los administradores corruptos e impunes”.

Una que otras guagua del transporte se abría paso lentamente entre las intercepciones, mientras la multitud caminaba portando sombrillas, banderas y globos en distintos tonos de verdes.

“El Sur olvidado se viste verde”, decía uno tras señalar las destruidas calles que pisaban los caminantes que recorrían la zona soleada.

“Pueblo libre del corrupto y la impunidad”

Con la consigna “en la cárcel los quiero ver a los ladrones y a Odebrecht”, inició el principio del fin de la marcha verde que culminó con un espectáculo en tarima. Los policías cascos negros, destinados a prevenir cualquier incidente, sin má oficio que vigilar, se gozaron el acto, sobre todo con las animaciones musicales.

“Hoy los pueblos del Sur nos encontramos en Azua para poner fin a la corrupción y la impunidad, y este 21 de mayo será recordado”, manifestaban antes de la lectura del manifiesto de la población, leído por Antonio Hero Pérez.

Pérez, líder campesino de Azua, puso el énfasis correcto en cada palabra, cada oración y cada página:  “Después de 5 meses de movilizaciones nos vemos en la obligación de preguntar dónde han parado los recursos de los financiamientos de Odebrecht”.

“Realizamos cientos de movilizaciones sociales y recogimos varios puntos del país…desde la gran marcha del 22 de enero hemos exigido cancelaciones de los contrato de Odebrecht, un proceso de investigación limpio del entramado, encarcelamiento de los corruptos”, resaltó en representación del pueblo indignado por los hechos de corrupción.

Envuelto por la algarabía de los verdes que lo veían desde la parte inferior de la plataforma que lo dejaba erguido ante un público que esperaba su discurso de esperanza, manifestó que la lucha no se detendrá hasta poner fin a la impunidad. “¡No más vacas sagradas y que viva la República Dominicana!”.

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