Por Luís Céspedes peña
El mundo político vive una convulsión social muy parecida a la década de los 80, cuando se luchaba para situarse en una posición de defensa de intereses encontrados.
En los países pequeños, como es el caso de la República Dominicana, la lucha era para fortalecer lo que se podría llamar como el inicio de una nueva democracia, en virtud de que sólo hacía dos años que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), asumía el poder (en 1978), dejando a un lado las políticas agresivas del gobierno de los 12 años de Joaquín Balaguer.
Hay que admitir que esas políticas agresivas de Balaguer, fueron modificadas favorablemente por éste en sus posteriores diez años de gobierno. Pero a nivel mundial, la década de los 80 fue de muchos cambios políticos favorables y negativos.
Hoy, el mundo político visualiza la descomposición social de Venezuela, donde el Presidente Nicolás Mauro, ganó las elecciones, pero que la oposición, apoyada con sectores externos, lucha por un golpe de Estado, olvidándose de que la democracia debería regirse por los votos soberanos de los pueblos.
En la República Dominicana, otros grupos, inspirados por la desobediencia venezolana, luchan para que el Presidente Danilo Medina renuncie, que se enjuicie a los ex mandatarios Hipólito Mejía y Leonel Fernández, pero sin que nadie presente una prueba en su contra.
Piensan que si se logra que caiga el gobierno de Maduro, usando la fuerza, el próximo paso sería la República Dominicana, donde hay que advertir que los más perjudicados serán los que más tienen, porque nadie les garantizará sus intereses, los cuales-de hecho-serán saqueados por las multitudes.
Pero como ese es el deseo de algunos sectores económicamente poderosos, hay que respetarles sus decisiones. ¡Sólo que gritarán como niños en el desierto, lo que no supieron mantener vigente, como es la democracia!
Pero no todo está perdido. El anuncio hecho por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), de que a partir de Septiembre serán un partido político, es como una luz de esperanza para la paz definitiva en la hermana Colombia.
Pero esa paz no parece vislumbrarse en el gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que a pesar de ser la organización política más fuerte del país, requiere de una modificación de estrategia, como la de mejorar sus relaciones con sus aliados.
Si ya dejaron la alianza con el PLD el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) o más bien un sector, y la Fuerza Nacional Progresista, de los Vincho Castillo, hay que evitar que el PRD logre que se rompa la alianza con los peledeístas.
No es verdad que el presidente, Miguel Vargas Maldonado, si quiere seguir al frente de la entidad, va a poder evitar ese rompimiento exigido por los extremistas de esa entidad. “Tiene que haber un cambio! Y Danilo Medina y Leonel tienen que pensar en el triunfo o la derrota del PLD.
Y, en Partido Revolucionario Moderno (PRM), las cosas están más difíciles. Tan difíciles que el ex candidato presidencial, Luís Abinader, con su evidente respaldo al movimiento Marcha Verde, no sólo con su asistencia a todas las protestas por la supuesta impunidad, sino con su apoyo económico, está respaldando el sometimiento a la Justicia de Mejía.
Pero el caso es peor. Estando preso el presidente del PRM, Andrés Bautista, por la acusación de supuestamente recibir sobornos de la constructora Odebrecht, Abinader en vez de estar exigiendo la liberad de éste, estaba acompañando a los verdes en sus continuos reclamos. Los verdes estaban celebrando el apresamiento del presidente del PRM. ¡Es una deslealtad al PRM!
Pensamos que Luís Abinader es un acabado político en el PRM, en lo que respecta a la candidatura presidencial.
Y, aunque Abinader designó al diputado Ulises Rodríguez para representarlo en Santiago, Mejía tiene tirado a las calles al ex senador, también ex síndico de Santiago, Víctor Méndez. ¡Hay un desbalance en el peso de los dos a favor de Hipólito Mejía!
Gracias por leernos.