No hay lugar a dudas, estamos embrujados con las plataformas digitales, las mujeres más que los hombres, por supuesto.
Esto no tiene nada de malo, cada quien tiene derecho a comportarse y actuar como le de gusto y gana.
Lamentablemente, no siempre es así, hombres y mujeres, casados, amancebados o con relaciones informales, están obligados a cubrir la forma, el fondo, es otra cosa.
Las mujeres están en desacato total y en sus Instagram o Facebook, publican todo lo que se les antoja y eso está generando en las relaciones de pareja, violencia y muchos problemas.
No importa edad, ellas lo publican todo y en ese transitar pueden desmoronar la “sagrada institución del matrimonio”
La mujer de hoy quiere lucir su cuerpo, no importa edad ni condiciones físicas, la necesidad es publicar, visibilizarse, están en su derecho, pero esa práctica es y será perjudicial.
No hay forma de hacerles entender que sus matrimonios están en riesgo, si hay patrimonio, creen que con la partición quedarán ricas y conseguirán otros varones.
Si reciben dinero, claro que aparecerán chapeadores, especialmente entrenadores de gimnasios, por lo demás, deben saber que la calle está dura, incluyendo para las jóvenes sin parir.
Las redes provocan desgracia e infelicidad, ahora quizás no se vea así, pero cuando la hora llegue, será tarde para remediar, lágrimas y lamentos, nada resolverán!