Por JUAN T H
Los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana han gobernado sin oposición prácticamente durante los años que ha estado en el poder, contrario a sus antecesores que enfrentaron adversarios poderosos y peligrosos que les impidieron actuar libremente como actualmente.
¿Cuántos movimientos de protestas se produjeron durante los gobiernos del doctor Joaquín Balaguer, cuántas huelgas nacionales, parciales, de sindicatos, centrales obreras, patronales, etc.? ¿Cuántas neumáticos fueron incendiados; cuántos enfrentamientos callejeros en los barrios y en los campos? ¿Cuántos muertos? ¿Cuántos perseguidos y presos? Igual en el gobierno de Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco. La oposición que le hizo el PLD a Hipólito Mejía fue despiadada. No le concedió un ápice de libertad. No le aprobó un proyecto de ley. El PLD actuó sediciosamente; conspiró permanentemente, profundizó la crisis económica, agudizó la lucha interna del PRD hasta dividirlo y convertirlo en lo que es hoy, una caricatura clientelar al servicio, primero de Leonel Fernández, ahora de Danilo Medina.
Por más de 14 años el PLD no ha atenido mayores dificultades para gobernar y controlar todos los estamentos del Estado hasta convertirse en la fuerza política y económica más espectacular que jamás haya tenido el país.
Una “anomia” social, como le llaman ahora a la pasividad política, a la merma de las protestas que por más de una década se ha mantenido, pareció haber terminado con el Movimiento Verde que logró convocar a decenas de miles de hombres y mujeres en todo el país en contra de la impunidad que permite la corrupción.
Sin embargo, los “verdes” se han apagado. El gobierno parece haber logrado dividiéndolos o disminuyéndolos considerablemente. No se sienten. Ojalá sea por corto tiempo y vuelvan con más fe y con más fuerzas.
Los partidos –sin excepción- están en “Belén y los Pastores” más de dos mil años después de la fábula del niño Jesus, mirando la estrella que los conducirá al desierto del Sahara donde desaparecieron los espejismos. En los hechos la oposición no existe. Danilo y el PLD siguen haciendo del país una “mierda”, utilizando una expresión que Donald Trump puso de moda.
Una oposición, dividida y dispersa, que a veces produce declaraciones de prensa creyendo que servirán de algo; que hace denuncias vacías sin ninguna trascendencia ignorando pues los medios de comunicación están atados al gobierno donde tienen colocadas sus bocinas, cornetas, pitos, megáfonos y velloneras bien pagadas que constantemente, como una burla, le enrostran el pueblo su bonanza a través de las redes sociales.
¿Cuántas huelgas nacionales ha enfrentado el PLD? ¿Cuántas protestas contundentes ha organizado la oposición para que el gobierno sepa que no está solo, que no puede abusar del pueblo, que no puede continuar endeudando y robándose el país sin ninguna consecuencia?
Si Danilo no ha ordenado la aprobación de la ley de partidos políticos y garantías electorales es porque sabe que no está obligado porque la oposición no se une ni siquiera en el Congreso. La ley de partidos se aprobará cuando el PLD le convenga, y eso no será ahora, a menos que haya un movimiento que tome las calles y los campos exigiéndolas.
Danilo no le teme a la oposición. Es más cree que es su aliada, la que lo soporta y mantiene en el Palacio Nacional, porque una oposición de verdad estuviera advirtiendo que sin esas leyes, sin un marco jurídico adecuado, no participará en las elecciones venideras.
Como están las cosas me temo que el PLD volverá a montar un matadero electoral, que se robará de nuevo los comicios y se mantendrá en el poder hasta el 2024. ¡Y quién sabe!
El político o “líder” que considere que derrotará al PLD solo, sin unidad, sin coraje, sin leyes que garantice equidad, transparencia y democracia, está más perdido que “el hijo de Lindbergh”.
¡Óiganlo bien! En el escenario actual, con todo el dinero acumulado, con el control de todos los estamentos del Estado, con la prensa en sus manos, con la falta de ética y de escrúpulos de sus dirigentes, estoy seguro que nadie derrotará al PLD. ¡Nadie!
Juan T H tiene toda la razón. Tal como veo las cosas, los Partidos llamados a hacer oposición, dan la sensación de que, o bien son aliados del PLD o no tienen ni la más remota idea, de lo que es hacer una oposición política fuerte, sólida, contundente y sin tregua.
En el caso del movimiento verde, no me parece tener la estructura dirigencial con la suficiente capacidad para diseñar las estrategias necesarias, para enfrentar efectivamente al gobierno y apoderarse del escenario, que los Partidos Políticos llamados han encabezar la lucha opositora, ha dejado vacante y sin aspirantes.
Qué le espera a este País, en estas circunstancias? No hay que ser un genio para saberlo.
Totalmente de acuerdo, aunque el Movimiento Marcha Verde ha tenido la intención de hacer algo, sabemos que no es mucho lo que pueden hacer, pues es precisamente eso, un movimiento social que desea advertir del malestar que siente una gran parte de los dominicanos y aspira a una diferencia, pero ellos no cuentan con las armas necesarias para enfrentar la corrupción, la impunidad y todo lo demás de lo que estamos siendo víctimas hoy en día.
En ese sentido, a los partidos de oposición a los que le corresponde de manera férrea hacer frente al Gobierno de turno, pero mientras los dirigentes de los mismos, estén pensando en intereses particulares, no considero que pueda lograrse nada.