El PRM está llamado a producir encanto ya que otros producen desencanto y de igual forma a accionar ante la cruda realidad que se vive en el país.
¿Por qué digo que tiene que producir encanto? Porque en los actuales momentos, el electorado está buscando una opción que le inspire confianza, que le guste y le apasione, que le motive a integrarse en las actividades y que su liderazgo tenga la capacidad de trabajar unidos no sólo en este proceso que se avecina más bien el día de las elecciones donde sólo se gana o se pierde porque no existen premios de consolación ni se permiten prisioneros.
Tenemos datos muy importantes que arrojan un gran descontento en la población votante por situaciones como las siguientes: La falta de inversión estatal, la deuda pública, el clima de inseguridad, el desempleo y la falta de oportunidades. En el caso de la corrupción quien sustenta este derecho de sufragar no le importa si el candidato es corrupto o no a la hora de votar, algo que podría cambiar, además este tema ha cansado a la sociedad por la simple razón de que hay encantados pero no encarcelados.
Ante esta realidad nacional, debo decir que el PRM no ha sabido capitalizar ninguna de estas problemáticas en los últimos meses a su favor, sólo por estar concentrado en unas primarias que van a dictaminar los resultados que todos esperan y que la mayoría sabemos, habrá un ganador.
Detenerse a observar quien será que le va a representar más allá del 6 de octubre es una necesidad de quienes pretenden representar, pero el PRM como partido está llamado a estructurar una maquinaria electoral que le permita al elegido y a los elegidos competir con el PLD en el 2020.
El principal partido de la oposición tiene que agendar actividades tendentes a contrarrestar las pretensiones de quienes quieren continuar, deben verse como reales opositores, tienen que implementar estrategias que saquen de control a su principal adversario y para eso necesitan colocar su marca, vender sus signos y capitalizar su imagen, porque no sólo se gana con el candidato, ambos factores serán indispensables el día de las elecciones.
Nuestro sistema político es bastante complejo y en nada se parece al de la mayoría de los países desarrollados, donde con tan sólo meses se han creado figuras que han logrado ganar procesos electorales.
Si el candidato es fuerte, el partido debe ser más fuerte o debe proporcionar la misma cantidad de votos o algo perecido, si es todo lo contrario están condenados al fracaso, por lo que sería conveniente que el mismo ánimo que están empleando para vender al candidato lo hagan para vender la marca. Una buena estrategia sería permanecer en las calles en busca de votos nuevos, ganar espacios mientras los demás se pelean por continuar y otros por volver, captar individuos que estén hartos de quienes les gobiernan, es lo ideal.
Los perremeistas no tienen espacio para distraerse, el enemigo es muy fuerte y a pesar de sus altas y bajas, mantienen un nicho de electores que están dispuestos a enfrentar a sus iguales con el único fin de permanecer en el poder por lo que apostar a su desintegración no es recomendable.
El PRM no puede cometer un mínimo error, deben estar conscientes que para ganar en el 20 tienen que aumentar su caudal de simpatizantes y por lo menos conquistar el 15% de los que están indecisos y no saben para donde cojer. Repito, si otros producen desencantos ustedes deben producir encantos.